OREMOS PARA QUE EL SANTO PADRE CONSAGRE RUSIA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, TAL Y COMO LO PIDIÓ LA SANTÍSIMA VIRGEN EN FÁTIMA

Monseñor Marcel Lefebvre

"... sin ninguna rebelión ni amargura ni resentimiento, proseguiremos nuestra obra a la luz del Magisterio de siempre convencidos de que no podemos rendir mayor servicio a la Iglesia, al Papa y a las generaciones futuras. Y seguiremos rezando para que la Roma actual infestada de modernismo llegue a ser otra vez la Roma Católica..."

Ramiro de Maeztu

"Venid con nosotros, porque aquí, a nuestro lado, está el campo del honor y del sacrificio; nosotros somos la cuesta arriba, y en lo alto de la cuesta está el Calvario, y en lo más alto del Calvario, está la Cruz."

"Vosotros no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero, para que vuestros hijos sean mejores que vosotros"

miércoles, 12 de mayo de 2010

DISCURSO A LOS JÓVENES X - LA AVARICIA (SAN BASILIO)


SEAMOS GENEROSOS

¡Cuídate, que no te ocurra a ti también lo mismo! Todo esto está escrito precisamente para que nosotros evitemos tal desgracia.

Imita a la tierra, ¡oh hombre! Produce tus frutos como ella. No quieras mostrarte inferior a una criatura inanimada. Ella produce frutos no para sí sino para ti. Cuando tú produzcas cualquier fruto de beneficencia, lo recogerás luego en tu provecho, pues el mérito de las obras buenas recae sobre los que las realizan.

¿Diste al hambriento? El don es tuyo y vuelve a ti con intereses. Como el trigo que ha caído en la tierra, da ganancias a quien lo sembró, así el pan dado al hambriento te va a devolver, en el futuro, abundante cosecha.

Al sembrar los campos, siembra también para el cielo; como está escrito: "Sembrad para vosotros mismos en la justicia".

¿Para qué te afliges queriendo encerrar tus riquezas con lodo y ladrillos?

"Es mejor para el hombre el buen nombre que las riquezas". Si admiras las riquezas por el honor que de ellas te pueda venir, considera cuánto más útil es, para conseguir fama, el hecho de que te llamen padre una infinidad de hijos que el poseer una infinidad de explotaciones sobre la tierra.

El dinero lo vas a dejar aquí, a pesar tuyo; mientras el honor que consiguieras con tus buenas obras, lo vas a llevar contigo ante el Señor, cuando todo el pueblo reunido a tu alrededor frente al Juez común, te proclame sustentador, bienhechor, saludándote con todos los nombres propios de la caridad.

Considera a los que derrochan el dinero en proporcionar juegos públicos, dándolo a aquellos que trabajan en los teatros, pancraciastas, mimos, luchadores de bestias, gente a la cual todos tienen vergüenza de tratar; y todo eso lo hacen por el honor de un momento, para ganarse el aplauso del vulgo. Y tú, ¿eres tan tacaño en los gastos cuando te esperaría una gloria tan excelsa?

¡Dios vendría a buscarte, los ángeles te aclamarían y todos los hombres desde la creación, te llamarían bienaventurado!

Gloria eterna, corona de justicia, reino de los cielos serán tu premio a cambio del buen uso de estos bienes perecederos. Y tú, ¿no tienes en cuenta este premio? Entregado a la cosas presentes, ¿menosprecias aquellas que esperamos?

¡Vamos hombre, dispensa acertadamente tus riquezas; sé ambicioso y espléndido, donando a los indigentes! Que también de ti se diga: "Distribuyó ampliamente sus bienes a los pobres: su justicia durará por los siglos".

No vendas caro, abusando de la necesidad. No esperes la carestía para abrir tus graneros porque el pueblo maldice al acaparador de trigo.

No desees que venga el hambre para saciar tu sed de oro, ni la penuria general a fin de estar tú en la abundancia. No te hagas explotador de las calamidades humanas. No te aproveches de la ira de Dios para aumentar tus bienes. No exacerbes las llagas del que fue azotado. Tú miras al oro y no a tu hermano; sabes reconocer las monedas, distinguiendo la falsa de la legal, mientras ignoras las necesidades de tu prójimo. El resplandeciente color del oro te regocija y no piensas que los lamentos del pobre te maldicen.

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