OREMOS PARA QUE EL SANTO PADRE CONSAGRE RUSIA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, TAL Y COMO LO PIDIÓ LA SANTÍSIMA VIRGEN EN FÁTIMA

Monseñor Marcel Lefebvre

"... sin ninguna rebelión ni amargura ni resentimiento, proseguiremos nuestra obra a la luz del Magisterio de siempre convencidos de que no podemos rendir mayor servicio a la Iglesia, al Papa y a las generaciones futuras. Y seguiremos rezando para que la Roma actual infestada de modernismo llegue a ser otra vez la Roma Católica..."

Ramiro de Maeztu

"Venid con nosotros, porque aquí, a nuestro lado, está el campo del honor y del sacrificio; nosotros somos la cuesta arriba, y en lo alto de la cuesta está el Calvario, y en lo más alto del Calvario, está la Cruz."

"Vosotros no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero, para que vuestros hijos sean mejores que vosotros"

miércoles, 19 de marzo de 2014

PREDESTINACIÓN DE JOSÉ

¿Qué Ángel o que Santo, dice San Basilio, ha merecido ser llamado Padre del Hijo de Dios? Sólo San José tiene derecho a este título incomparable. Con este sólo nombre de Padre, fue José honrado por Dios más que los Patriarcas, Profetas, los Apóstoles y los Pontífices, ya que todos estos tienen el nombre de siervos; más San José lleva merecidamente el nombre de Padre
Llegó el día señalado, en que cumplía nuestra Princesa María los catorce años, de su edad, y en él se juntaron los varones descendientes de la tribu de Judá y linaje de David, de quien descendía la Soberana Señora, que a la sazón estaba en la ciudad de Jerusalén. Entre los demás fue llamado José, natural de Nazaret y morador de la misma Ciudad Santa; porque era uno de los del linaje real de David. Era entonces de edad de treinta y tres años, de persona bien dispuesta y agradable rostro, pero de incomparable modestia y gravedad; y sobre todo era castísimo de obras y pensamientos, con inclinaciones santísimas, y que desde doce años de edad tenía hecho voto de castidad. Era deudo de la Virgen María en tercer grado, y de vida purísima, santa e irreprensible en los ojos de Dios y de los hombres.

Congregados todos estos varones libres en el templo, hicieron oración al Señor junto con los Sacerdotes, para que todos fuesen gobernados por su Divino Espíritu en lo que debían hacer. El Altísimo habló al corazón del Sumo Sacerdote, inspirándole que a cada uno de los jóvenes allí congregados pusiese una vara seca en las manos, y todos pidiesen con viva fe a Su Majestad declarase por aquel medio a quién había elegido por esposo de María. Y como el buen, olor de su virtud y honestidad, y la fama de su hermosura, hacienda y calidad y ser primogénita y sola en su casa era manifiesto a todos, cada cual codiciaba la dichosa suerte de merecerla por esposa. Sólo el humilde y rectísimo José entre los congregados se reputaba por indigno de tanto bien; y acordándose  del  voto  de  castidad  que  tenía  hecho,  y  proponiendo  de  nuevo,  su  perpetua observancia, se resignó en la Divina Voluntad, dejándose a lo que de él quisiera disponer, pero con mayor veneración y aprecio que otro alguno de la honesta doncella María. Estando todos los congregados en esta oración, se vio florecer la vara sola que tenía José, y al mismo tiempo bajar de arriba una paloma candidísima, llena de admirable resplandor, que se puso sobre la cabeza del mismo Santo.

Con la declaración y señal del cielo los sacerdotes dieron a San José por esposo elegido del mismo Dios para la doncella María. Y llamándola para el desposorio, salió la escogida como el sol más hermosa que la luna y apareció en presencia de todos con un semblante más que de ángel, de incomparable hermosura, honestidad y gracia, y los Sacerdotes la desposaron con el más, Casto y Santo de los varones, José.

Sor María de Jesús Ágreda

ORACIÓN

¡Oh glorioso Patriarca! Yo venero en Vos al elegido de eterno Padre para que compartiese con Él la altísima e incomparable autoridad que goza sobre su Unigénito Hijo. Hacedme experimentar vuestra gran privanza con Dios, y vuestra tierna caridad para conmigo, alcanzándome todas las gracias que necesito para conseguir la eterna salvación.

San Alfonso María de Ligorio

No hay comentarios:

Publicar un comentario