"Esta paz está ligada a una doble condición previa: una vez que la sociedad humana ha sido ordenada para regirse por la ley de Dios, la Iglesia debe por lo mismo llenar su divina misión y llevar a término los derechos que Dios tiene sobre los hombres en particular y sobre la sociedad. En esto consiste, en una palabra, el reino de Cristo. Por lo cual Cristo reina inmediatamente en los particulares sobre el entendimiento, por sus enseñanzas; sobre el corazón, por su amor; sobre toda la vida, cuando está acorde con su ley y su ejemplo. Cristo reina sobre la familia, cuando está fundada en el sacramento del matrimonio, conservando incontaminado su santo carácter... Cristo reina en el Estado, cuando la excelsitud de Dios está en el más alto honor, cuando deriva la autoridad de Dios como su fuente y principio de tal manera que estén asegurados así el derecho y su alcance en los de arriba, como el deber y nobleza en la obediencia en los de abajo; si reconoce el derecho divino de la Iglesia, por el cual es una sociedad perfecta, destinada a ser maestra y guía de las otras sociedades... En primer lugar esta asistencia de la Iglesia posibilita que las sociedades y sus similares, de una parte, se robustezcan, y por otra parte, fomenten y aseguren su felicidad terrenal"
Este es el camino que ha de seguir la humanidad si quiere, en efecto la "verdadera Paz"
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